domingo, 6 de julio de 2008

La Unión Europea se debate en una profunda contradicción ante la inmigración.


El búnker de Europa va tomando cuerpo, escribe A. Missé ante la presidencia de la Unión Europea que comenzó el día 1.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, sigue adelante con su plan de cerrar las puertas a nuevos inmigrantes no seleccionados previamente. Su Pacto por la Inmigración y el Asilo pretende introducir la identificación biométrica en los visados y los vuelos colectivos para expulsar a los que no tengan todos los papeles en regla y garantizado un puesto de trabajo. Todo lo contrario de lo que muchos países de América, de África y de Asia hicieron durante siglos con los millones de emigrantes europeos que acogieron y contribuyeron al desarrollo y a aliviar las necesidades de los países europeos. De los ocho millones de sin papeles que hay en la UE sólo serán regularizados algunos ‘con carácter excepcional’ por motivos humanitarios y económicos.
El presidente de la Liga de los Derechos del Hombre considera que estas ideas del pacto tratan a los inmigrantes como mercancías y favorece a los países ricos a costa de los pobres, es decir, todo lo contrario al desarrollo. La última redacción del documento del pacto, cuyo texto debería aprobarse en octubre por los líderes europeos, recuerda que corresponde a cada Estado miembro decidir sobre las condiciones de admisión de los inmigrantes legales y fijar si es posible con la colaboración con los países de origen, su número”. Y pide a los Estados miembros que pongan en práctica una política de inmigración escogida, especialmente en lo que concierne a las necesidades del mercado de trabajo, y teniendo en cuenta del impacto que puede tener sobre los otros Estados miembros. Dirigentes de organizaciones de la sociedad civil denuncian que este enfoque de la inmigración está más basado en motivos ideológicos que en la realidad porque anteponer la emigración económica a la reagrupación familiar es condenar a los inmigrantes a vivir separados de sus familias.
La Unión Europea se debate en una profunda contradicción ante la inmigración. Por una parte, la Comisión Europea publica estudios que señalan la urgente necesidad de extranjeros para compensar el imparable envejecimiento de la población. Por otra, están los discursos de los presidentes de Francia y de Italia que se sirven de las diferencias culturales para promover actitudes xenófobas y confundir a la opinión pública en momentos de crisis económica.
La Comisión acaba de aprobar en junio un documento con un enfoque más realista y justo de la inmigración: “En el contexto de una Europa que envejece, la contribución potencial de la inmigración a la eficacia económica de la UE es importante”. La realidad es que los europeos viven cada vez más años y es difícil garantizar sus pensiones y asumir sus gastos en sanidad y residencias de acogida.
Según solventes estudios de la Comisión, Europa precisa entre 50 millones y 110 millones de inmigrantes hasta 2060. Precisa A. Missé: “La población de la UE en edad de trabajar habrá descendido en 50 millones de personas, incluso si se mantiene un nivel de inmigración neta similar a los niveles históricos, y descenderá en 110 millones si no se mantiene esa inmigración neta. Para la Comisión, esta evolución exigiría un mayor gasto público”.
Las llegadas de inmigrantes a la Unión Europea, desde 2002, se acercan a dos millones de personas por año. El impacto positivo de la inmigración ha sido analizado por los ministros de Finanzas y está fuera de toda duda su aportación en el crecimiento de una población en continuo descenso. El éxito económico de España, Reino Unido e Irlanda de los últimos años es inexplicable sin la inmigración. En España, más de la mitad del crecimiento en 2007 fue debido a los inmigrantes. En Reino Unido, más de un millón de polacos, checos y de otros países del Este cubrieron el déficit de mano de obra. Lo que es preciso desarrollar son proyectos de cooperación con los países de origen y facilitar su inserción en el mercado laboral mediante la necesaria formación para los puestos que han de ocupar. Esto, después de revisar la cuestión fundamental de este proceso: la Unión Europea necesita materias primas para mantener su nivel de desarrollo y de calidad de vida que proceden en un setenta por ciento de esos países de origen de los inmigrantes. Que de una vez se revisen precios, transportes y condiciones laborales de los ciudadanos de esos países en la elaboración y comercio de esas vitales materias primas. Ese es el talón de Aquiles del injusto planteamiento del problema por los gobernantes de esa Europa de los mercaderes que colonizó y explotó las riquezas materiales y humanas de esos países que hoy se ven forzados a devolvernos las visitas que les hicimos durante siglos los emigrantes europeos.
(José Carlos García Fajardo es Profesor Emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y Director del CCS.)

350 el nº más importante del planeta en lucha de la crisis del cambio climático

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¿Qué es el 350?

“350 es el número más importante del planeta”, dicen los creadores del movimiento internacional que lucha para solucionar la crisis del cambio climático. Según los datos científicos más recientes, es necesario reducir la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera a 350 partes por millón si no queremos causar un enorme e irreversible daño al planeta. ¿En qué consiste la iniciativa?La web del movimiento 350.org recoge acciones de todo el mundo relacionadas con el Calentamiento Global. En primer lugar, la campaña pretende asegurarse de que las soluciones propuestas a la crisis del cambio climático sean coherentes con la importancia de las consecuencias que este fenómeno comportará. La iniciativa 350.org denuncia, además, que aunque los líderes mundiales dicen que están empezando a negociar un nuevo tratado internacional sobre el cambio climático y que, si todo va de acuerdo a sus planes, el nuevo acuerdo se firmaría en Copenhague en diciembre de 2009, a día de hoy estas conversaciones no han alcanzado la importancia que merecen, “ya que los objetivos de nuestros líderes no son firmes y carecen de una visión justa y coherente del futuro de toda la humanidad”, señalan. “Al crear este movimiento queremos mostrar que en toda la faz de la Tierra, desde el pueblo más pequeño hasta la oficina gubernamental más importante, somos conscientes y nos preocupa lo que el número 350 representa, tanto científica como estratégicamente”, añaden.Los creadores de 350.org quieren interconectar todas las acciones que se están llevando a cabo en todo el mundo para establecer responsabilidades políticas y llevar a cabo una “presión que cambie las cosas”. ¿Y qué puedo hacer yo?Lo que se precisa son acciones, por eso los organizadores te piden que lleves el número 350 a tu barrio, tu ciudad o tu grupo de amigos a través del arte, la música, la educación, las manifestaciones políticas, y cualquier otro medio que se te ocurra. “Queremos que este movimiento crezca enormemente en los próximos meses y sabemos que sirve de gran inspiración ver todo lo que otras personas ya están haciendo”, explican.Desde la web te dan varias opciones: puedes enviar una epostal a amigos y conocidos para compartir esta información y difundir la campaña, colaborar traduciendo los textos de la iniciativa para que tenga presencia en todos los idiomas, y también puedes elaborar tus propias creaciones.“Muchas personas no ven 350.org como una campaña sino como un proyecto de colaboración artístico internacional para difundir un elemento específico: 350”, señalan desde la organización. Por eso, puedes dejar volar tu creatividad y elaborando tus propias obras. Hasta ahora, la gente ha hecho camisetas, colchas, cuadros, fotografías e, incluso, coreografías de danza sobre 350, pero la campaña está abierta a todas las propuestas que se te ocurran. Para inspirarte no te pierdas la galería de arte de 350.org