miércoles, 11 de junio de 2008

Jalisco:Banquete del hambre, a las puertas de Catedral

Mientras el clero recibe millones de pesos del erario para "combatir el hambre", hay indigentes que mueren de hambre a las puertas de los templos.

El gobernador de Jalisco, Emilio González, ha entregado millones de pesos al Arzobispado para “combatir el hambre”, pese a lo cual, a las puertas de Catedral hay indigentes que se mueren de hambre sin que el clero los ayude.
En los últimos dos años, el arzobispado de Guadalajara ha recibido al menos 30 millones de pesos para combatir el hambre mediante el llamado Banco Diocesano de Alimentos.
El 30 de mayo de 2007, Emilio González anunció la entrega de 15 millones de pesos para la creación de cinco bancos diocesanos de alimentos en las cinco regiones en las que está estructurado Jalisco.
El mandatario justificó la canalización de recursos al proyecto vinculado al clero, argumentando que“Le corresponde al gobierno del estado escudriñar en todas las partidas que hay en el presupuesto, encontrar algún gasto importante, pero no tan prioritario como éste. ¿Qué son quince millones en beneficio de los más pobres?, son nada, pero, al mismo tiempo, son la esperanza de mucha gente”, señaló González Márquez durante su discurso.
No especificó de dónde provendrían los recursos para apoyar al Banco Diocesano, ni por qué la el gobierno de Jalisco debe recurrir a grupos de corte confesional para llevar a cabo una labor asistencial, en lugar de hacerlo directamente o mediante instituciones que no estén comprometidos con el clero.
El pasado 23 de abril, en Guadalajara, durante el llamado “Banquete del Hambre”, al que acudieron empresarios y altos funcionarios, así como el cardenal,Emilio entregó otros 15 millones de pesos a dicho Banco.
En plena embriaguez, pues esa comilona no es ejemplo de austeridad, Emilio insultó a quienes lo criticaron por haber entregado 90 millones de pesos para la construcción de un santuario dedicado a los sanguinarios cristeros.
Por su parte, el presidente del Banco Diocesano de Alimentos, José Luis Ramírez, proclamó que el hambre,se ha convertido en "azote de la humanidad".
Ciertamente, las políticas neoliberales profundizan las desigualdades y agravan el problema del hambre, que en el caso de Juan Sandovales insaciable, pues además de los millones que está recibiendo de sus amigos panistas en el poder, el arzobispado sigue pidiendo a sus fieles a fin de impulsar el culto cristero.
Para ello, no para ayudar a los pobres, se han instalado varias alcancías en la Catedral, además de que el Arzobispado maneja pingües negocios, como es la educación de las élites tapatías mediante la Universidad del Valle de Atemajac, que se ostenta como “la Universidad Católica”, y donde cursar una materia puede costar unos 400 pesos.
En fin, el hambre que el prelado tiene de poder y de protagonismo es también impresionante, en contraste con el nulo interés que demuestra por los que verdaderamente carecen de abrigo y de alimentos, y que yacen a las puertas de la Catedral y de otros templos de la ciudad.
¿Cómo puede creerse en la pretendida voluntad del Arzobispado de combatir el hambre con los recursos millonarios que recibe, provenientes del erario, cuando mujeres y niños se mueren de hambre a las puertas de la Catedral sin que él haga nada por ayudarlos?.
El pasado 9 de junio, en la sección “cartas del lector” del´periódico tapatío MURAL se publicó una indignada misiva firmada por Carlos Rodríguez Martínez, quien señalaba que pese a los muchos millones que el clero ha recibido para combatir el hambre, las puertas de las iglesias permanecen cerradas para quienes verdaderamente padecen hambre.
Mencionaba el caso de un indigente que vivía y dormía en plena vía pública, sin recibir apoyo alguno de instancias gubernamentales ni del clero pese a los muchos millones que ha recibido para luchar contrael hambre, y planteaba: “…no quiero pensar que la asistencia a los pobres sea un negocio redondo para la Iglesia Católica tapatía, cuya ayuda sea solamente en papel…”
Sin embargo, ese parece ser el caso, como se puede comprobar recorriendo los principales templos del centro de esa ciudad.
De día, en sus puertas se sientan mujeres campesinas con sus hijos, a pedir limosna, pues, según su propio testimonio, no reciben ayuda alguna ni del gobierno ni del Arzobispado. Esas madres y sus niños padecen todos los días su banquete del hambre,a la entradamisma de la Iglesia.
Por las noches las escenas son más impactantes. En la madrugada, a unos pasos del templo de La Merced, muy cerca de Catedral, una anciana duerme de pie, arrimada a una maceta, vencida por la miseria y el sufrimiento.
Has escenas dantescas afuera de la parroquia de Mexicaltzingo, también en el centro de Guadalajara, donde hayquien duerme a la intemperie, en alguna banca, así como indigentes que deambulan, entre ellos uno que se convulsiona colérico, quizás drogado, presa de alucinaciones.
Esa es la miseria que convive con la opulencia de una Iglesia que cree haber regresado al tiempo de la Colonia, cuando gozaba de un poder y de unariqueza casi ilimitados.En la actualidad, ha crecido la ambición de jerarcas como Sandoval, en la misma proporción que una miseria palpable hacia la cual son insensibles.

EdgarGonzález Ruíz. 11-06-2008 (Para Kaos en la red)