miércoles, 17 de diciembre de 2008

La ANARQUÍA es ahora la fórmula del progreso


del siglo XX, como lucha contra el pasado y como conquista del porvenir.
Sería muy largo demostrar aquí por qué los anarquistas son los que más fieles se han conservado, en la letra y en el espíritu, a la tradición y a las ideas del socialismo de la primera Internacional. Cuando, haciendo abstracción de la práctica del momento, la Internacional quiere anticipar el porvenir y dar un objetivo finalista a sus luchas, levantarse hacia un programa ideal, ese programa fue anárquico tanto en las deliberaciones de sus congresos como en las afirmaciones de sus más celebres exponentes: de Marx a Bakunin, de Reclus a Engels, de Blanqui a Malon, de Cafiero a De Paepe, a Costa, a Brouse, a Guesde, etc., etc.
Algunos cambiaron o precisaron luego en sentido diverso sus ideas; pero al principio, en su origen, todos, aunque fuera por breves instantes, estuvieron concordes en afirmar la finalidad anárquica del movimiento socialista.

/Luigi Fabbri