viernes, 23 de mayo de 2008

¿Se debe aceptar una tortura como tradicción?

El siempre polémico asunto de la mutilación genital femenina se plantea como uno de los temas que se debatirán en la 61 Asamblea Mundial de la Salud a finales de mayo.
Aunque parece ser a pesar de la gravedad y salvajismo del asunto no hay acuerdo sobre una resolución para apoyar una acción internacional fuerte de cara a la prevención de esta práctica'.

"Tenía 10 años cuando mi abuela me dijo que me llevaba al río para realizar una ceremonia de iniciación. Insistió en que cuando terminara me darían muy bien de comer. Yo era muy pequeña y no tenía ni idea de lo que iba a pasarme. Cuando llegué a aquel lugar escondido entre unos matorrales, junto al río, fui desvestida. Me taparon los ojos y me quitaron la ropa completamente. Fui obligada a tumbarme. Cuatro mujeres sujetaban mis extremidades, mientras otra se sentaba en mi pecho para evitar que me moviera. Me colocaron un trozo de tela en la boca, y entonces... me cortaron. El dolor era insoportable. Como me resistía e intentaba levantarme, perdí mucha sangre. Por supuesto, no me dieron ningún tipo de anestesia ni calmante para el dolor. La operación me produjo una hemorragia que me provocó una fuerte anemia. Durante mucho tiempo, cada vez que orinaba me dolía. A veces trataba de aguantar las ganas, por el miedo que me producía el dolor. Sufrí también infecciones vaginales. El corte me lo hicieron con una simple navaja".( testimonio de Hannah Koroma,de Sierra Leona)